Cuando el radioescucha, el televidente o el lector reciben informaciones contradictorias, lo primero que se preguntan es: ¿a quién creerle? Y la respuesta correcta es: a su capacidad de análisis crítico, luego de comparar los datos, cruzarlos con otras fuentes y contextualizarlos a la luz de argumentos fundamentados. Un ejemplo: ayer se publicó que la ONU prevé 3.4% de crecimiento en México y que será el país más dinámico de América Latina; en contra parte, el Fondo Monetario Internacional disminuyó su expectativa de crecimiento para la economía mexicana, cuando apenas van 19 días del primer mes del año. Del 3.5 que había calculado en octubre pasado lo disminuyó a 3.2.
El portal Sinembargo señala que “este ajuste en el pronóstico del PIB para México coincide con otras revisiones que durante lo que va del año, han aplicado ajustes a la baja. En los dos años que lleva el gobierno de Enrique Peña Nieto, ninguna de las previsiones hechas por la Secretaría de Hacienda se han cumplido, lo que ha dejado una ola de críticas para su titular Luis Videgaray”. Pero el discurso oficial hace oídos sordos y asegura que ya vamos a ver los frutos de las reformas en este mismo año, aunque analistas económicos, como Ángeles Aguilar, de La Razón, advierten que “los primeros frutos de la reforma no se verán sino hasta finales de la presente administración”.
Los ciudadanos poco informados se preguntan ¿a quién creerle, si las informaciones se contradicen? Similar a lo que sucede con la caída de los precios del petróleo que, según un análisis del PRD en el Senado, los estados podrían perder unos 68 mil millones de pesos en participaciones federales por ese hecho, aunque a la secretaria estatal de Finanzas y Administración de Durango, Cristina Díaz, la situación no le preocupa tanto. Así lo dijo ayer en Contextos, porque, afirmó, se cuenta con el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, además de que se tienen las coberturas del petroprecio, lo que le da tranquilidad a las finanzas duranguenses.
Pero la funcionaria reconoció ignorar la información de que el Fondo de Estabilización sólo contaba a septiembre de 2014 con 32 mil 695 millones de pesos, a todas luces insuficientes para cubrir el boquete financiero que dejará la caída del precio del crudo. Porque es importante resaltar que Hacienda sólo contrató cobertura para 228 millones de barriles de petróleo a un precio de 76.4 dólares, pero en 2015 se espera exportar 397.85 millones de barriles, lo que significa que el 42.7% de la exportación programada, se venderá a precios de mercado, que según El Economista, vuelve a registrar grandes caídas tras las previsiones del FMI e incluso, advierte, puede caer hasta los 25 dólares por barril. Desilusiona que los partidos políticos estén dedicados y más preocupados en el proceso electoral que en la grave problemática económica nacional y cómo hacer frente a la misma.
Para Alberto Aziz Nassif, en la próxima elección todos los partidos “son comparsas de la misma farsa; una parte de la farsa es el montaje para que cada quien haga lo que le venga en gana”. Pero tal vez la mayoría de la ciudadanía, por omisión o negligencia, con esa actitud también sea comparsa de esta farsa, y por eso, hay quienes hacen lo que les viene en gana, en detrimento de la nación sin que nadie les ponga un freno. Aziz se pregunta: “¿qué sentido tiene acompañar esa farsa política y emitir un voto que servirá para reproducir una representación simulada donde todo seguirá igual, pero con la fantasía del cambio?”. Y la respuesta debe surgir de una comunidad cada vez más pensante y actuante.
Definitivamente amigo radioescucha, una sociedad bien informada, analítica y crítica es la base de un país democrático y próspero; pero por desgracia es ínfimo el porcentaje de los mexicanos que se informan bien y son capaces de entender y analizar su entorno. De ahí que la clase política, como señala Alberto Aziz Nassif, haga de este país una farsa y las grandes mayorías, precisamente por ignorancia, no hagan nada por cambiarlo; es por ello que debemos insistir en que esa ínfima minoría informada, analítica y crítica, crezca tanto como para generar la suficiente conciencia cívica y política, capaz de propiciar que el cambio sea una realidad y no una fantasía.