Llama la atención cómo, en un corto lapso, pudo cambiar de manera radical la imagen de nuestro país y su gobierno en el extranjero. Enrique Quintana lo dice en El Financiero, “el Foro Económico Mundial de Davos ilustra la naturaleza del cambio que se ha generado en la percepción sobre México en los últimos meses. En enero de 2014, el presidente Peña era una figura que despertaba gran expectación debido a que México era quizá la única nación emergente que había emprendido un programa de reformas estructurales de gran aliento. Si nos comparábamos con el mundo, el país tenía grandes ventajas”.
Sin embargo, señala Quintana, “en esta ocasión, ya no tuvo el mismo impacto la narrativa de las reformas, y lo que domina en la visión sobre México son las interrogantes sobre la inseguridad y violencia; los conflictos de interés; la corrupción y las reformas, pero éstas ya no como el eje de la historia que se cuenta sobre nuestro país. Lo peor de todo es que nada cambió esencialmente en la realidad”. Ahora, los medios internacionales centran su información del país en torno a los crímenes y los asesinatos masivos realizados por los cárteles de la droga; los conflictos de interés y tráfico de influencias; la narcopolítica y la ausencia de un auténtico Estado de Derecho.
Analistas coinciden en que cada semana que transcurre, cada reunión internacional en la que no se percibe al país como aquel del que se hablaba hasta septiembre del año pasado, implica un costo y una oportunidad perdida. De hecho, las notas y los reportajes elogiosos hacia el país y su líder que fuera galardonado con el reconocimiento de “El Estadista del Año”, han cedido su lugar a lo que se relaciona con la crisis económica, política y social que se vive en el país. Así por ejemplo, The Wall Street Journal, uno de los diarios más importantes de Estados Unidos, sigue revelando nuevas propiedades de Peña Nieto siendo la más reciente su residencia en exclusivo club de golf en Ixtapan de la Sal, cuando era gobernador del Edomex, y en la que también se presume conflicto de interés con otro agraciado proveedor, el empresario Roberto San Román.
Por su parte, la influyente revista británica The Economist publica en su reciente edición, el artículo El Pantano de México y un subtítulo que reza El Presidente no entiende que no entiende, en el que destaca la irresponsabilidad política de Peña Nieto y su gabinete ante temas como la inseguridad, la corrupción, la impunidad y el conflicto de intereses, y “aun cuando han establecido debidamente los temas mencionados como prioritarios, desafortunadamente para el Señor Peña, los mexicanos consideran cada vez más cínico al mensajero. A este entorno se añade que el mismo gobierno está tocado por el escándalo”, afirma la publicación.
Asimismo, para la revista Forbes, “México todavía es un país con muchos problemas: la imagen que estos datos arrojan son los de un país con un pobre desempeño económico, con altos índices de corrupción, con una violencia criminal sostenida, y con un nivel educativo muy por debajo del promedio de los países emergentes”. Y concluye: “México debe encarar los problemas que tiene frente a sí, y darle soluciones reales y honestas. Programas contra la corrupción, de desarrollo social y educativos deben ser el eje de una estrategia desde abajo”.
Definitivamente amigo radioescucha, tiene razón el internacionalista Mauricio Meschoulam cuando dijo en entrevista reciente para Contextos, que resulta contrastante la imagen de nuestro país en el extranjero a inicios del gobierno de Peña Nieto y luego dos años después, con los medios haciendo referencia a la aguda problemática nacional, destacando la ausencia de un Estado de Derecho, que The Economist reconoció, no se puede construir de la noche a la mañana. De ahí la urgencia de un cambio radical al estilo de gobernar, para devolver la esperanza a los mexicanos de que sí se puede construir una nación mejor y cambiar la imagen del México actual ante los ojos del mundo.