La reciente caída en los mercados internacionales, con el desplome de la bolsa de Japón, la posible recesión en Estados Unidos y el debilitamiento de la euforia por las acciones tecnológicas, tendrán repercusiones en México. Estos eventos globales pueden provocar un aumento en el costo de productos esenciales como la gasolina, el maíz, los alimentos y otros insumos industriales.
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que la situación no afectará a nuestra nación. Lamentablemente, esto no es cierto. De hecho, ya México registró una caída en el valor del “súper” peso. Además, tomando en cuenta que el 80% del comercio exterior mexicano es dirigido a Estados Unidos, cualquier desaceleración en su economía nos impactara. En efecto, en el primer semestre de 2024, el crecimiento acumulado de la economía mexicana fue de solo 1.5%, muy por debajo del 2.5% a 3.5% esperado por la Secretaría de Hacienda.
Además, la nación enfrenta desafíos internos significativos. El Plan C de AMLO, que incluye la reforma del Poder Judicial, ha generado incertidumbre y debilitado la confianza en el T-MEC. Aproximadamente entre el 60% y el 65% de los intercambios de pesos se realizan en el exterior, impulsados por las atractivas tasas de interés del 11%. Por ello, es crucial transmitir un mensaje claro y seguro desde el país para mantener la estabilidad económica y la confianza de los inversores extranjeros.
Asimismo, la situación subraya la necesidad de revisar el gasto público. Aunque la austeridad fue el lema de la 4T durante el período de AMLO, esto no ha significado realmente una reducción real del gasto público. Ha sido más bien una reasignación de los recursos para dirigirlos a sus proyectos faraónicos. Por ello, frenar el gasto público también podría llevar a una recesión en México, lo que podría complicar aún más las cosas.
Definitivamente amigo radioescucha, en medio de este contexto, la situación se torna más volátil dado que nuestro país está siendo mencionado con frecuencia en la campaña presidencial de Estados Unidos. Además, aunque México es atractivo por su Banco Central Independiente, también necesita un Poder Judicial autónomo y reglas del juego claras y estables. De esta manera, la nueva administración federal tendrá el reto de mantener el riesgo país bajo, gobernando con visión global.