Hacer de la congruencia: esencia y razón de ser

No terminaba el presidente Enrique Peña Nieto de reiterar que trabaja “para que México sea un país de orden y seguridad, donde no haya corrupción ni impunidad”, cuando el influyente diario neoyorkino The Wall Street Journal, una vez más, daba a conocer la compra que el mandatario había hecho siendo gobernador del Estado de México, de una mansión en un exclusivo campo de golf de Ixtapan de la Sal, cuya propiedad era del empresario Roberto San Román Widerkehr, quien recibió contratos de obra pública por más de 100 millones de dólares. Y aunque la Presidencia de la República aclaró mediante un comunicado que no había nada de ilegal en la compra, lo cierto es que queda la duda sobre el conflicto de intereses que implica la adquisición.

Este nuevo escándalo vuelve a evocar al tema de la congruencia, que tanta falta hace a la mayoría de los miembros de la clase gobernante del país, tan diferente, por ejemplo, a la sintonía entre las palabras y las acciones del papa Francisco, quien, por mencionar un caso, cuestionó el gasto de 20 mil dólares que erogaba el Vaticano en las vestiduras de cada cardenal, por lo que ordenó acabar con este dispendio. En contraste, el actual gobierno ha incrementado de manera constante el dinero que destina a pagar sueldos y salarios de burócratas, lo que se refleja en un aumento del 5% del gasto corriente en los dos últimos años, al pasar de 2 billones 461 mil millones de pesos en 2013, a 2 billones 578 mil millones en 2014 y para este 2015 el aumento es de cerca de 2 puntos porcentuales, que representan 45 mil millones de pesos más; ello frente a la creciente pobreza de las mayorías.

Y mientras el papa Francisco escapa de los protocolos del Vaticano para ir, vestido de sacerdote, a alimentar a los pobres en Roma, los diputados gastan más de un millón de pesos al mes en comidas pagadas por la propia Cámara, sin importar los grandes sueldos que perciben los legisladores, que incluye los 140 mil pesos que acaban de recibir por concepto de aguinaldo en diciembre pasado. Asimismo, el Sumo Pontífice subastó su motocicleta para ayudar a los más necesitados; en contraste, el Senado gastó en 2014 un promedio de 102 mil pesos diarios para cubrir los viajes de los legisladores, y la Presidencia consumó la compra del avión de 7 mil 500 millones de pesos.

Pero la congruencia del papa Francisco no se reduce sólo al ámbito de la moderación y la austeridad sino también a temas sensibles para la Iglesia, como la pederastia, anteriormente negada o solapada por sus antecesores. En la actualidad el papa ha denunciado casos de abuso a menores por parte de sacerdotes e incluso ha promovido que hagan lo propio los obispos en todo el mundo. En México, recientemente, la Arquidiócesis de San Luis Potosí acusó ante las autoridades al sacerdote Eduardo Córdova Bautista, por el presunto caso de abuso sexual en contra de un menor de edad, lo que lleva a preguntar: ¿dónde están los corruptos de alto nivel contra los que dice estar luchando el presidente Peña Nieto?

En contraparte, Estados Unidos le pone el ejemplo a México. Reforma publicó: “No fue una casa ni un moche. Un Rólex, ropa de diseño para su mujer y el banquete de la boda de su hija, terminó con la carrera y la libertad del exgobernador de Virginia, Robert McDonnell. Otrora estrella ascendente del Partido Republicano con posibilidades de entrar a la carrera presidencial de 2016, hoy enfrenta dos años de cárcel tras renunciar a su cargo envuelto en uno de los escándalos de corrupción más sonados el año pasado”. Al respecto, analistas señalan la incongruencia de que, para el gobierno este tema de la corrupción sólo se ventile en el discurso oficial y no en los juzgados.

Definitivamente amigo radioescucha, el mundo sería mejor si hubiera congruencia entre las palabras y los actos. En particular, en México, es claro que lo que se dice en el gobierno no siempre concuerda con lo que se hace y el tema de la corrupción es el gran botón de muestra. El pasado martes, el papa se refirió a este mal, sentenciando: “la corrupción es fácil de hacerla; vamos a recordar esto: pecadores sí, corruptos no, corruptos nunca. Debemos pedir perdón por los católicos que escandalizan con su corrupción”. Ojalá que, más allá de creencias religiosas, las palabras del Sumo Pontífice encuentren eco en los que abusan de su poder y hagan de la congruencia, esencia y razón de ser.



Comenta esta noticia