Muy bien, nadie pensaba que la racha que llegó a ocho partidos sin perder (incluyendo Copa) podía seguir de manera indefinida, de hecho un servidor ya lo tenia presupuestado, lo peor que podía pasar contra el Atlas era empatar y después perder la seguidilla en León, después de todo estamos hablando de un equipo que te ha hecho catorce goles en siete juegos desde su retorno a la primera división. Pero un feroz Atlas se presentó compitiendo mano a mano con los jóvenes santistas, corriendo al parejo, marcando con igual intensidad, peleando cada balón sin respiro, la Academia normalmente de Artes se convirtió en militar, los amigos del balón en sus peores enemigos, el Jefe no estaba para grandes estrategias todos sin excepción acorrer y marcar sin vacilar, el que se quede rezagado no vuelve a jugar así de claro, el balón lo mas lejos posible del arco de Federico “Atrapado en los Setenta” Vilar.
Dos derrotas seguidas en casa no dejaron lugar para sutilezas y de los apodos que le han encajado al Atlas el de las margaritas estuvo lejos de ser el adecuado, el de la furia fue el que mejor le embonó. Para la tribuna el juego fue feo como el solo y Santos Laguna desaprovechó las que tuvo, independientemente de eso los rojinegros lograron un triunfo realmente extraordinario, aliviaron presión y confirmaron que jugar en el TSM les ha resultado mas amigable que las palizas puntuales que les propinaba el Santos en el Corona viejito. El visitante fue arrastrando poco a poco al local al callejón, ahí intercambiaron golpes hasta que el de la playera roja y negra tambaleándose y sangrando quedó de pie mientras al fondo el Guerrero yacía noqueado. Derrota inoportuna como el demonio, insisto, perder la racha de visita y en casa de la fiera sería normal, perder en casa por segunda vez en apenas cuatro juegos, molesta e incomoda, ni modo a buscar los puntos perdidos en casa de otros.
En el futbol actual los artistas van quedando obsoletos pero el viernes queremos creer que Pedro extrañó tener uno disponible, cuando un juego es accidentado por que así le conviene al rival, cuando se convierte en un juego de “vencidas” y la condición física lo significa todo, echar mano de un inspirado es lo ideal, Caixinha no tiene ninguno, a eso le apostó y la realidad es que al momento no le ha ido nada mal. Eso si, Pedro y sus muchachos se encuentran en este momento en un terreno minado, empataron milagrosamente en Toluca y pierden en casa con el Atlas, le restan todavía cuatro juegos durísimos, visitando a León y al América y recibir a Xolos y Tigres. Después se supone que el cierre de cinco encuentros deberán de ser digamos…”accesibles” Jaguares, Pumas, Leones Negros, Pachuca y Puebla. Pero antes veamos como sale de esta parte del torneo que comprende 18 puntos de los cuales en dos juegos ha obtenido uno, restan doce terriblemente difíciles y no me vengan que valen igual que los primeros o últimos, son estos, a la mitad del torneo los que marcaran el destino de este “Caixinha Project”.