Por Alejandro Buendía
El crecimiento de la región lagunera ha sido brutal. En el último siglo, pasó de ser una pequeña villa en el norte de México a una zona metropolitana superior al millón de habitantes.
El accidente en la línea 12 del metro nos afectó a todos y todas. No hay más, la tragedia fue producto de la corrupción, de la negligencia y, sobre todo, de la falta de planeación.
En México la obra pública está pensada para resolver una demanda actual, no futura. Independientemente de las condiciones en las que estaba la estructura del metro, en ningún momento las autoridades previeron que esta instalación iba a subir en su demanda con el paso de los años.
Expertos en temas civiles que fueron consultados para esta columna estiman que, para este tipo de obras, se tiene que cimentar y estructurar pensando en el peso que va a requerir en el futuro, no en el que va a necesitar cuando arranque su funcionamiento.
Este fenómeno también sucedió en Torreón. El puente Diana Laura que conecta al bulevar Revolución con la Calzada Saltillo 400 ya está deteriorado. Sus pilares están llenos de testigos, es decir, señalamientos para determinar qué áreas necesitan reparación y su capacidad ya está rebasada.
Este puente, cuando fue inaugurado, estaba pensado como paso vehicular, sin embargo, con el paso de los años y el crecimiento desordenado de la ciudad, este sector comenzó a sobre poblarse. Ahora, esa infraestructura constantemente está embotellada. El peso de los vehículos, más la fuerza que le imprime a la estructura la vibración de los motores, ha afectado a ese puente.
Otro caso es el puente de Villa Florida que se fracturó hace unos años. Este lugar, al igual que el Diana Laura, fue pensado para cierta carga vehicular, pero nuevamente la falta de planeación hizo que, años después, colapsara y estuviera a punto de provocar un accidente de dimensiones monumentales.
En México y en La Laguna todo se ejecuta sin visión a mediano y largo plazo. Por eso tenemos una región sin agua, sin empleo, sin una vocación industrial clara, sin identidad, sin prácticamente nada.
A las y los candidatos que participan en la contienda, les exigimos que, todas sus propuestas contemplen el largo plazo, que no estén regidas por los intereses electoreros de sus partidos que sólo piensan en ganar y cooptar voluntades. Torreón y la Comarca necesitan visión, no a las y los políticos de siempre que proponen lo mismo, no cumplen nada y, al cabo de dos o tres años, brincan a otro puesto para seguir viviendo del erario.
Hoy La Laguna es una bomba de tiempo. La infraestructura no recibe mantenimiento, los pozos de agua son atendidos hasta que fallan. El aprovechamiento de la basura para generar energías limpias tampoco está contemplado. Hoy, en este oasis que se está secando, la vida, a mediano y largo plazo, por culpa de quienes nos han gobernado, no está garantizada.
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