La visita durante esta semana de Claudia Sheinbaum en Matamoros y la firma de un Acuerdo de Unidad revela que la Cuarta Transformación está con los ojos puestos en Coahuila y Durango. Por una parte, para el apoyo a la candidatura de Sheinbaum a la presidencia de la República en el 2024, pero también con miras a aprender de los errores cometidos para ahora sí obtener los cargos de elección de ambas entidades en sus respectivas oportunidades.
Como todos recuerdan, los candidatos de la 4T fueron derrotados en estas latitudes. Primero, en el 2022 en Durango y luego en Coahuila este 2023. En líneas generales, la causa principal de esas derrotas fue la fragmentación de sus fuerzas, amén de las muy débiles candidaturas que encabezaron al movimiento en ambas entidades. La falta de unidad y cohesión interna, así como la ausencia de liderazgos sólidos y representativos, fueron factores determinantes para el fracaso electoral.
Un ejemplo de esta situación fue la ruptura interna del partido que se dio por la imposición de Marina Vitela como candidata a la gubernatura de Durango, que luego se vio reflejada no solo con la pérdida de la entidad sino también de Gómez Palacio. Sin embargo, fue claro que no aprendieron la lección. En Coahuila, se presentaron tres candidaturas con personajes que cada uno decía ser el verdadero representante de AMLO en la entidad. El resultado fue una votación dividida y una victoria aplastante del Frente Amplio.
El desencanto y la molestia sigue presente en medio de la militancia. Por ejemplo, mucha discrepancia generó en su momento la incorporación de Ricardo Mejía Berdeja a las filas de Morena, a quién luego se le atribuyó la derrota. En este sentido, debe tenerse presente que parte del problema de la 4T es que está conformada en su mayoría por políticos surgidos en otras fuerzas que, ante la falta de oportunidades para sus ambiciones personales, se movilizaron con AMLO. En fin, no debe extrañar que, en un movimiento conformado por chapulines, haya saltos frecuentes.
Definitivamente amigo radioescucha, la 4T se encuentra ante el desafío de lograr que imperen los intereses colectivos por sobre los individuales en un momento en el que su caudillo debe dar lugar a nuevos liderazgos. El Acuerdo de Unidad firmado por Sheinbaum es una campanada de la que habrá que esperar los resultados. Aunque, en un movimiento nacido a partir del resentimiento y las ansias de protagonismo, difícilmente triunfará el bien común.