Mejorar la calidad de vida

Cada 26 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, una iniciativa que se originó en Uruguay en el año 2003 y que luego se extendió por toda América Latina. En México se conmemora desde el año 2006. El objetivo de esta fecha es crear conciencia entre los jóvenes sobre las diferentes opciones de métodos anticonceptivos que existen y que les permiten tomar decisiones informadas sobre su salud sexual y reproductiva, evitando así el alto índice de embarazos no deseados en esta etapa de la vida.

Sin embargo, México tiene la mayor tasa de natalidad en mujeres adolescentes de todos los países miembros de la OCDE: 62 embarazos por cada 1.000 son de niñas y adolescentes. En 2021, se registraron 147 mil 279 nacimientos entre jóvenes de 15 a 19 años y 3 mil 19 entre niñas menores de 15 años. En nuestro país, 17 de cada 100 nacimientos provienen de menores de 20 años y la problemática se acentúa en estados como Chihuahua, Guerrero y Coahuila donde se registran por lo menos 19 nacimientos, de acuerdo con cifras del Censo 2020.

Según indica el CONAPO, Consejo Nacional de Población, el embarazo en adolescentes tiene consecuencias socioeconómicas negativas tanto para las madres como para sus hijos dado que se reducen las oportunidades educativas, laborales y de desarrollo personal de las mujeres, y aumenta el riesgo de pobreza, exclusión y violencia. El 45.2% de las adolescentes de 15 a 19 años que han sido madres no asisten a la escuela y el 64.4% de las que han sido madres no trabajan ni estudian.

Una de las causas de esta situación es que las familias mexicanas sienten pudor de hablar de los temas sexuales con sus hijos, razón por la cual dejan eso solo como labor de la escuela. Otra condición que posibilita el embarazo adolescente es la costumbre en algunas comunidades de comenzar las familias en edades tempranas. Costumbre que podría tener sentido en otras épocas de la historia cuando la vida era más corta, pero que pierde pertinencia en los tiempos actuales cuando la esperanza de vida de la mujer se encuentra entre los 73 y los 78 años de vida.

Definitivamente amigo radioescucha, es importante reforzar los programas de educación sexual en las escuelas con materiales que sean adecuados a la edad y la época. Asimismo, es necesario que las familias asuman esta realidad y conversen de sexualidad con sus hijos e hijas. Por otro lado, el Estado debe garantizar el acceso a la educación sexual integral y a los servicios de salud reproductiva para todos los jóvenes. De esta manera, se podrá prevenir el embarazo adolescente y mejorar la calidad de vida de las nuevas generaciones.



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