Torreón, Coahuila (05/11/2022).- “Yo todos los días pensaba que era mi último día. La violencia que ejercía mi agresor sobre mí la clasificaron como violencia familiar, pero eran tentativas de feminicidio”. Así relata Laura los nueve años en que vivió sufriendo constantes abusos de la persona con la que había procreado tres hijos. Cuando Laura se separó, su expareja sustrajo a los menores, que hoy son adolescentes, y mediante influencias y protección institucional obtuvo su guardia y custodia. Es un caso de violencia vicaria, esa que se califica como “la más cruel” debido a que el agresor, al ver a la mujer fuera del círculo de violencia, la comienza a ejercer contra terceros: los hijos, los padres o, incluso, las mascotas.
Laura ha emprendido una lucha hasta ahora infructuosa por recuperar a sus hijos, pues a decir suyo “después de la violencia vicaria viene la violencia institucional”, pues no ha recibido apoyo gubernamental alguno.
“Lety” es otra mujer víctima de violencia. Además de las agresiones en su contra, perdió un hijo de 15 años y ella misma intentó en más de una ocasión acabar con su vida, pero “una vecina me ha ido a quitar ya dos veces de las vías del tren”. Aunque “Lety” se separó hace diez años y se ha cambiado de domicilio, su agresor, con quien convivió cerca de seis años, sigue buscándola y ejerciendo violencia verbal y psicológica.
La psicóloga y académica Chela de Lara, señala que cuando “se habla de violencia se habla de abuso de poder; en este caso, el poder machista y el poder patriarcal”. Sin embargo, aunque a nivel de legislación se han tenido avances significativos, en la práctica se sigue padeciendo violencia institucional debido a que o falta capacitación o falta sensibilidad a los encargados de atender los casos de violencia de género.
Lo anterior fue parte del Tema de la Semana en Contextos, titulado “Noviembre, mes de la lucha contra la violencia de género”. Escucha aquí la mesa completa: