Liliana Rincón
Gómez Palacio, Durango (13/06/2025).- Miguel Ángel Reyes Calvillo tiene 29 años, hace dos años sufrió un accidente automovilístico y perdió la pierna izquierda; una prótesis le permite caminar y en compañía de su esposa, llevar cada semana a sus dos hijas – de cuatro y ocho años de edad- a terapia física al Centro de Rehabilitación Infantil Teletón, ya que una no puede caminar y la otra tiene dificultades para hacerlo.
Su motivación son sus dos hijas y su esposa. Cuando despertó, después del accidente, decidió que esa condición no lo iba a tumbar:
Tengo que echarle ganas por las nenas porque esto no para, el mundo sigue girando».
Miguel Ángel no para, atiende a las niñas, las lleva al baño, les prepara el desayuno y las traslada. De lunes a domingo no hay tiempo para descansar. Para él ser papá resulta fortaleza y le gustaría que los hijos comprendieran más a sus padres, porque hacen lo posible para que estén bien y hacen todo por ellos.
Cuando están pequeños no comprenden muchas cosas», dice.
Por su parte Gabriel López Ortega, director del CRIT en Gómez Palacio, menciona que en el centro hay familias en que el papá hace también las funciones de mamá, con situaciones complejas, porque tiene que trabajar y organizar la dinámica con todos sus hijos:
«Muchas veces el hijo o la hija con discapacidad no es el único hijo, es difícil la logística personal y familiar, además, de que requieren el apoyo de sus trabajos para poder traerlos al CRIT».
Así como podemos encontrar los valores maternales como el cuidado, la preocupación, la atención, el amor de las mamás o abuelitas, también somos testigos de la misma atención cálida y amorosa de los papás», resaltó López Ortega e hizo un reconocimiento a los padres que son guías de sus hijos y empáticos con ellos.
Al CRIT también acude César Agusto Rivas, tiene 42 años y es papá de dos menores, una niña de 10 años y un niño de cinco, quien padece de síndrome de Down y cuyo reto inmediato es caminar. Cada semana acude desde Durango capital al Centro de Rehabilitación Infantil de Gómez Palacio desde hace cuatro años.
Uno ve el lado bonito, el lado fácil, pero no alcanza a percibir el esfuerzo que hay detrás. Mi niño tiene cinco años y no puede caminar, es un esfuerzo que hay que estar día con día», expresó Agusto Rivas, quien detalló que su hijo tiene terapias de lunes a sábado, «llevamos más de mil horas de terapia con él».
Reflexiona que «muchas veces uno nota a la gente que anda cansada, pero es por lo mismo, porque es doble, triple, cuádruple el esfuerzo que tienen que hacer algunos papás, en comparación con aquellos que tienen un niño regular».