Por supuesto da gusto que en una encuesta a nivel nacional, transmitida en Televisa en el programa de Carlos Loret de Mola, la policía de Torreón haya sido calificada como una de las más eficientes del país. Representa un logro que se dé a conocer una buena noticia de nuestra región en materia de seguridad pública; sin embargo, no deja de resultar paradójico que el pasado martes, en el mismo instante en que el jefe de la corporación municipal, Adelaido Flores, presentaba la glosa de su primer año de trabajo en el actual Ayuntamiento, por lo que recibió felicitaciones de los regidores del PRI y del PRD, en bulevar Revolución y Francisco Sarabia, asesinaban a un policía a bordo de un taxi, quedando el chofer gravemente herido.
En dicha sesión de cabildo, el jefe policíaco recibió críticas de los ediles del PAN, quienes votaron en contra de la glosa, tras argumentar que “no se puede dar un voto de confianza al teniente Flores, porque sería aceptar que todo está bien y no es así”, dijo la síndica de vigilancia, Gabriela Casale. Argumentaron que entre las críticas y quejas que con mayor frecuencia reciben los regidores albiazules, al igual que la dirección de Atención Ciudadana destacan: extorsión y cohecho de elementos, agresiones y abuso de autoridad, patrullas que transitan sin las torretas encendidas, y que en la Comisión de Derechos Humanos, la policía municipal por lo general está entre los primeros lugares de quejas.
Por su parte, el alcalde Miguel Riquelme, aseguró ayer que a Torreón le ha ido bien en materia de seguridad y se cuenta con una mejor policía municipal; prueba de ello es la percepción ciudadana, que se demuestra en la reactivación de la vida nocturna en la ciudad y el rescate de los espacios públicos. Sin echar las campanas a vuelo, el edil afirmo que para quien lo pone en duda, ahí están las estadísticas que demuestran una tendencia a la baja en los delitos. Aunque sigue el robo a bancos, casas y negocios, y los homicidios dolosos continúan. Por su parte, el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira reiteró en su mensaje de año nuevo: “de la seguridad me encargo yo”; pero la columna Verdades y Rumores de El Siglo de Torreón, el pasado miércoles publicó que los elementos del GATE, Grupo de Armas y Tácticas Especiales, en la región, tuvieron que abandonar las fincas que venían usando como cuartel en el Periférico, por falta de pago.
Marco Zamarripa, director del Consejo Cívico de Instituciones Laguna reconoce que se ha dado una reducción sustancial en los crímenes de alto impacto en la región, aunque es un hecho que continúan los delitos del fuero común; de ahí que no haya bajado de manera significativa la percepción ciudadana en cuanto a la inseguridad. Por su parte, Juan Adolfo Von Bertrab, presidente del Consejo Regional de Seguridad Pública, reconoce que ha habido avances, pero está convencido de que falta mucho camino por recorrer para volver a ser una comarca segura.
Del otro lado del Nazas, la situación no es menos crítica: el pasado miércoles se perpetró un robo en las oficinas de Recaudación de Rentas del Estado en La Laguna de Durango, ubicadas en Gómez Palacio, donde dos sujetos que portaban pistola, se llevaron 142 mil 800 pesos. A pesar de que se movilizaron policías y soldados, que recorrieron varios sectores cercanos a donde se ubica la dependencia, no localizaron a los delincuentes. Asaltos bancarios, robos a negocio y casa habitación, despojo de vehículos con o sin violencia, son ilícitos que se cometen con frecuencia en los municipios gomezpalatino y lerdense… Y esto no es cuestión de precepción.
Definitivamente amigo radioescucha, una vez más se repite el hecho de la visión optimista del sector oficial contra la visión realista de quienes viven en carne propia los problemas de seguridad y son víctimas de robos, asaltos, violaciones, extorsiones de delincuentes y de policías, entre otros delitos. Las cifras y estadísticas sirven como marco de referencia cuantitativo, pero no dejan de ser números fríos que, aun cuando, vayan a la baja, no son consuelo para quien le quitaron su vehículo a punta de pistola, al que fue asaltado en su negocio, a la joven que fue violada o al que fue extorsionado, porque además del costo material, queda el impacto sicológico, que en no pocas ocasiones es más dañino; de ahí la distancia entre las estadísticas y la realidad en materia de inseguridad.