Sensibilidad hacia el medio que nos da la vida

 

Torreón, al igual que el resto de la Comarca Lagunera, se ha ido convirtiendo en un lugar cada vez más contaminado. La calidad del aire que respiramos la mayor parte del año es mala; las calles, especialmente en el Centro Histórico, están permanentemente llenas de basura; el ruido estridente es constante; y el agua, como sabemos, contiene altos niveles de arsénico. Todo esto conforma un escenario que apunta al deterioro de las condiciones de vida en la región. Lo más preocupante es que muchos de nosotros no siempre somos conscientes de cómo contribuimos a este proceso de contaminación, que, al final, nos afecta a todos.

De acuerdo con la ONU, la contaminación ambiental causó 9 millones de muertes en el mundo en 2022. El organismo señala que una de cada seis muertes está relacionada con enfermedades derivadas de la contaminación, una cifra que triplica las muertes causadas por sida, malaria y tuberculosis juntas, y es 15 veces mayor que las ocasionadas por guerras, asesinatos y otras formas de violencia. No sería descabellado pensar que los laguneros también estamos siendo víctimas de nuestras propias acciones, producto de las dinámicas de vida y los modelos económicos que hemos adoptado y que justificamos en nombre del desarrollo.

Es cierto que la región ha prosperado gracias al dinamismo de sus actividades económicas. Sin embargo, la falta de regulación, la limitada vigilancia de las autoridades y la escasa conciencia sobre la sostenibilidad han llevado a la sobreexplotación de los recursos naturales. Suelos, aire y agua han sido contaminados, y el problema del arsénico ahora se agrava con la presencia de fluoruro e incluso uranio. Como suele suceder, la reacción para abordar el deterioro ambiental ha sido lenta, pues a menudo el miedo a afectar la economía frena las decisiones necesarias para garantizar un entorno saludable.

Los esfuerzos realizados hasta ahora, aunque existentes, han sido más paliativos que preventivos. Por eso el problema no solo no ha disminuido, sino que se ha intensificado. Ya no hay tiempo para postergar soluciones. Las autoridades de Torreón y de los municipios de la región, junto con toda la ciudadanía, debemos encontrar un camino que garantice la sostenibilidad de las actividades económicas y, con ello, la viabilidad de una vida digna en la Laguna. Es urgente establecer una agenda conjunta con acciones claras, de corto, mediano y largo plazo, que frenen el deterioro ambiental antes de que sea demasiado tarde y la Comarca se vuelva un lugar inhabitable.

Definitivamente, amigo radioescucha, a los laguneros nos ha llegado el momento de actuar con seriedad en favor del medio ambiente. Este es un problema metropolitano que necesita ser atendido como tal. Por ello, las autoridades y la ciudadanía de todos los municipios de la región deben trabajar juntos para trazar una ruta de acción clara, con metas medibles y procesos bien definidos. El futuro de nuestra región está en juego. Si no actuamos ahora, podríamos enfrentarnos a la posibilidad real de que la Laguna deje de ser habitable, porque los elementos naturales que una vez le dieron vida podrían desaparecer para siempre, resultado de nuestra falta de sensibilidad hacia el medio que nos sustenta.



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