Según la encuesta anual del Pew Center, 59% de los mexicanos rechaza el sistema político del país. Quienes lo conforman: partidos, funcionarios y miembros del INE y de los órganos electorales de los estados, tal vez supongan que la desaprobación es injusta; sin embargo, los ciudadanos, que son las víctimas de las malas decisiones y los abusos de la clase política, encuentran razones para desconfiar del sistema. Díganlo si no, las múltiples maniobras legaloides del Partido Verde para evadir la orden del INE de bajar su propaganda de los cines, dejando en evidencia la fragilidad del instituto electoral para hacer valer la ley e, incluso, sus propias resoluciones. Analistas coinciden en que el Verde ya es una extensión del PRI y el Panal ya va para allá
Y qué decir del reparto de televisores que, según acusaciones de la oposición, realiza el gobierno federal con la intención de influir en el resultado electoral; el indolente árbitro dio trámite ordinario a la petición de solicitud de prórroga del programa interpuesta por Morena, lo que suponía al menos una demora de 40 días para dar una resolución, por lo que tuvo que intervenir el Tribunal Electoral para revertir la decisión del INE y ordenar el trámite especial al caso para acelerar la investigación.
Pero son los partidos quienes parecen trabajar de manera sistemática para desvirtuar el sistema político: enfrascados en luchas intestinas por el poder, con acusaciones de corrupción que a todos salpican, como las que hace Fernando Bribiesca hijo de Martha Sahagún al PAN; el simulacro del PRD y su denominada Comisión Abarca, para investigar a los responsables en el partido de haber postulado a José Luis Abarca a la Alcaldía de Iguala, Guerrero, al tiempo que se alían con el partido de Elba Esther Gordillo. Pero lo que más indigna es la opulencia y el despilfarro de los partidos y sus dirigencias: 5 mil 355 millones de pesos que se repartieron, de los que no rinden cuenta alguna.
Y ya ni hablar de los servidores públicos que habiendo sido electos por el voto popular, traicionan el mandato que les fue conferido, para enriquecerse a costa de sus electores. Como señala Yuridia Sierra en Excélsior, “El reportaje presentado hace un par de días por The New York Times es nada más una muestra adicional de la impunidad y el descaro de varios miembros de una clase política a la que no les importa, en absoluto, las instituciones a las que, con su actuar, las han llevado a perder la confianza de los ciudadanos y sólo se valen de éstas para servirse con la cuchara grande”.
¿Ejemplos? El exgobernador de Oaxaca José Murat, es acusado por el diario neoyorquino de poseer media docena de grandes y lujosas propiedades en el vecino país del norte. El exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, su hermano Carlos, así como otros 18 involucrados en un supuesto lavado de 287 millones de pesos, es otro caso más que revela para qué han querido el poder algunos políticos mexicanos. Y mientras el gobierno federal inyectaba recursos a Guerrero, con lo que logró un aumento de 7% en su PIB en 2014, el número de personas cuyos ingresos no les alcanzan para comer diario, creció de 62.8 a 65.3%. “El dinero no llegó a la población necesitada, sino, entre otros destinos, a cuentas de familiares y amigos del gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero”, acusa el diario El Financiero.
Cabe señalar que todos estos casos son ejemplos que han salido a la luz pública tan sólo en el mes y medio que lleva este año. Murat y Aguirre son dos apellidos que, a decir de analistas del acontecer nacional e internacional, se suman al de Yarrington, Ruiz, Granier, Reynoso, Moreira, Villanueva y demás que conforman la larga lista de exgobernadores que saquearon las arcas de sus estados. Agregue Usted lo que está sucediendo en Michoacán, Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Morelos y Tamaulipas entre otras entidades con problemas sociales, económicos, políticos y de violencia
Definitivamente amigo radioescucha, hace falta un gran esfuerzo para revertir la dinámica perversa de la corrupción e impunidad que tanto dañan al país. El director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner, reconoció que “hay factores que frenan el crecimiento económico de México como la corrupción, la falta de un Estado de Derecho más fuerte, así como las debilidades que persisten en educación y capital humano”. Nada nuevo nos dice el funcionario porque es esa la visión que se tiene del país, que todos debemos cambiar, empezando por una urgente transformación de la clase política.